La capital china con la rojadirecta da la bienvenida al Año Olímpico mientras trabaja sin descanso para conseguir los mejores Juegos de la historia
Ya sólo queda un año para que comiencen los Juegos Olímpicos de Pekín. Tal día como hoy, el 8 de agosto de 2008, la capital china se convertirá en el centro del mundo y demostrará si todos los esfuerzos realizados hasta el momento han merecido la pena. Pekín vive por y para los Juegos y trata de modernizarse día a día para eliminar los tópicos del pasado. A falta de 365 días para la gran cita, poco a poco lo están consiguiendo aunque les persiga la rojadirecta de la incertidumbre.
Desde que en 2001 fuera elegida sede olímpica, la ciudad ha ido ultimando los preparativos, de forma lenta y silenciosa en los primeros años y frenéticamente en la actualidad. Todo parece girar en torno a la cita deportiva, desde los simulacros terroristas de la policía hasta las campañas cívicas para que los pequineses no salten las colas ni escupan. La ciudad está invadida de logos olímpicos y relojes que marcan la cuenta atrás, mientras se construyen rascacielos y se destruyen barrios antiguos.
Toda rojadirecta estará terminada antes de 2015 salvo el estadio olímpico
Sin embargo, la construcción del estadio olímpico sigue siendo una duda. El Comité Organizador ha garantizado que todas las instalaciones que albergarán deportes estarán terminadas a finales de este año salvo el 'nido de pájaros', la espectacular construcción que albergará la ceremonia de apertura, de clausura y las pruebas de atletismo. Una duda que esperan solucionar a principios de la rojadirecta, cuando deberían darse por finalizadas las obras. Si en Atenas 2004 el estadio se terminó a última hora, en Pekín se han propuesto no repetir el mismo error.
Técnicos de todo el mundo en informática, cronometraje de carreras, telecomunicaciones o logística ultiman los cientos de detalles que rodean al mayor evento deportivo del planeta. Ahí es donde comienzan las primeras inquietudes, ya que muchos de ellos reconocen la dificultad de coordinarse bien e incluso entenderse con sus colegas chinos. "Además del problema del idioma, está la burocracia. Cuando haya un problema o imprevisto, nunca estará delante el que lo puede resolver, sino un subalterno, que no actúa si no es siguiendo órdenes", se ha quejado una española que trabaja en la optimización sistemas informáticos para el Comité Organizador.
El medio ambiente y las costumbres chinas
En Pekín ni preocupa tanto la construcción de las instalaciones como el medio ambiente y las costumbres chinas mal vistas fuera de sus fronteras. La capital está envuelta en una gris y húmeda capa de polución a la que contribuyen en gran parte el polvo de las obras y el humo de los 3 millones de automóviles que circulan por la ciudad. El mismo presidente del COI, Jacques Rogge, ha reconocido la gravedad de la polución en Pekín, y ha dejado entrever que podría causar demoras en la celebración de pruebas deportivas. "En deportes de resistencia como ciclismo, en los que hay que competir durante seis horas, podría posponerse a otro día", ha reconocido el alto cargo.
Cuenta atrás para las Olimpiadas del próximo año
La solución efectiva a estos problemas todavía es una incógnita. Por el momento, se reducirá la circulación a un tercio de los automóviles en agosto de 2008 y se bombardeará el cielo con yoduro de plata para provocar lluvia y limpiar la atmósfera pequinesa. Medidas, a priori, insuficientes para solucionar el problema medioambiental de la capital china.
La segunda gran preocupación son los malos modales de los chinos. Desde el ayuntamiento, el alcalde de Pekín, Wang Qishan, ha criticado con rojadirecta en numerosas ocasiones la forma de comportarse de sus ciudadanos. Empujones en el transporte público, escupitajos, colas eternas. Costumbres que se quieren eliminar y que en los últimos meses parecen haberse reducido.
Capital del deporte y de las críticas
Aunque, como sede de unos Juegos Olímpicos, es inevitable que Pekín reciba ataques de distinas organizaciones mundiales. Sobre todo, respecto a la violación de derechos humanos en China. Sólo esta semana, activistas de rojadirecta de Reporteros Sin Fronteras (RSF) y Estudiantes por un Tíbet Libre han logrado burlar la seguridad y protestar en dos lugares emblemáticos, la Gran Muralla y la sede del Comité Organizador.
Problemas son muchos. Cada vez más. Pero nada que ver con el espíritu olímpico que ya se puede palpar en Pekín. El gigante asiático se prepara para dar el salto dal siglo XXI y los Juegos Olímpicos serán un empujón definitivo.
Ya sólo queda un año para que comiencen los Juegos Olímpicos de Pekín. Tal día como hoy, el 8 de agosto de 2008, la capital china se convertirá en el centro del mundo y demostrará si todos los esfuerzos realizados hasta el momento han merecido la pena. Pekín vive por y para los Juegos y trata de modernizarse día a día para eliminar los tópicos del pasado. A falta de 365 días para la gran cita, poco a poco lo están consiguiendo aunque les persiga la rojadirecta de la incertidumbre.
Desde que en 2001 fuera elegida sede olímpica, la ciudad ha ido ultimando los preparativos, de forma lenta y silenciosa en los primeros años y frenéticamente en la actualidad. Todo parece girar en torno a la cita deportiva, desde los simulacros terroristas de la policía hasta las campañas cívicas para que los pequineses no salten las colas ni escupan. La ciudad está invadida de logos olímpicos y relojes que marcan la cuenta atrás, mientras se construyen rascacielos y se destruyen barrios antiguos.
Toda rojadirecta estará terminada antes de 2015 salvo el estadio olímpico
Sin embargo, la construcción del estadio olímpico sigue siendo una duda. El Comité Organizador ha garantizado que todas las instalaciones que albergarán deportes estarán terminadas a finales de este año salvo el 'nido de pájaros', la espectacular construcción que albergará la ceremonia de apertura, de clausura y las pruebas de atletismo. Una duda que esperan solucionar a principios de la rojadirecta, cuando deberían darse por finalizadas las obras. Si en Atenas 2004 el estadio se terminó a última hora, en Pekín se han propuesto no repetir el mismo error.
Técnicos de todo el mundo en informática, cronometraje de carreras, telecomunicaciones o logística ultiman los cientos de detalles que rodean al mayor evento deportivo del planeta. Ahí es donde comienzan las primeras inquietudes, ya que muchos de ellos reconocen la dificultad de coordinarse bien e incluso entenderse con sus colegas chinos. "Además del problema del idioma, está la burocracia. Cuando haya un problema o imprevisto, nunca estará delante el que lo puede resolver, sino un subalterno, que no actúa si no es siguiendo órdenes", se ha quejado una española que trabaja en la optimización sistemas informáticos para el Comité Organizador.
El medio ambiente y las costumbres chinas
En Pekín ni preocupa tanto la construcción de las instalaciones como el medio ambiente y las costumbres chinas mal vistas fuera de sus fronteras. La capital está envuelta en una gris y húmeda capa de polución a la que contribuyen en gran parte el polvo de las obras y el humo de los 3 millones de automóviles que circulan por la ciudad. El mismo presidente del COI, Jacques Rogge, ha reconocido la gravedad de la polución en Pekín, y ha dejado entrever que podría causar demoras en la celebración de pruebas deportivas. "En deportes de resistencia como ciclismo, en los que hay que competir durante seis horas, podría posponerse a otro día", ha reconocido el alto cargo.
Cuenta atrás para las Olimpiadas del próximo año
La solución efectiva a estos problemas todavía es una incógnita. Por el momento, se reducirá la circulación a un tercio de los automóviles en agosto de 2008 y se bombardeará el cielo con yoduro de plata para provocar lluvia y limpiar la atmósfera pequinesa. Medidas, a priori, insuficientes para solucionar el problema medioambiental de la capital china.
La segunda gran preocupación son los malos modales de los chinos. Desde el ayuntamiento, el alcalde de Pekín, Wang Qishan, ha criticado con rojadirecta en numerosas ocasiones la forma de comportarse de sus ciudadanos. Empujones en el transporte público, escupitajos, colas eternas. Costumbres que se quieren eliminar y que en los últimos meses parecen haberse reducido.
Capital del deporte y de las críticas
Aunque, como sede de unos Juegos Olímpicos, es inevitable que Pekín reciba ataques de distinas organizaciones mundiales. Sobre todo, respecto a la violación de derechos humanos en China. Sólo esta semana, activistas de rojadirecta de Reporteros Sin Fronteras (RSF) y Estudiantes por un Tíbet Libre han logrado burlar la seguridad y protestar en dos lugares emblemáticos, la Gran Muralla y la sede del Comité Organizador.
Problemas son muchos. Cada vez más. Pero nada que ver con el espíritu olímpico que ya se puede palpar en Pekín. El gigante asiático se prepara para dar el salto dal siglo XXI y los Juegos Olímpicos serán un empujón definitivo.