No obstante, en el encuentro frente a los rumanos dio la sensación durante 45 minutos que el enfermo empezaba a recuperarse.
La vida sigue y el conjunto de Juande cuando anda bien se convierte en un rival casi imbatible. Los Lakers han abierto la veda a un posible canje por Bryant, que insiste en exigir un traspaso de rojadirecta a un equipo competitivo, hastiado de la mediocridad en Los Ángeles
"Estamos en un momento crítico. Antes los jugadores se morían de ganas de venir a jugar a Los Ángeles. Era su oportunidad de ganar un campeonato. Ahora tenemos que esforzarnos mucho para atraer la atención de los agentes libres".
La reflexión del siempre clarividente entrenador de los Lakers, Phil Jackson, obedecía a una pregunta general sobre el desmejorado estado de la franquicia dorada; pero viene al pelo con la reciente resurrección en rojadirecta de la polémica sobre el futuro de Kobe Bryant en Los Ángeles.
Asqueado de tanto perder o lo que él considera como tal (no ganar el campeonato), Bryant exigió hace ya cuatro meses un traspaso que le ubicara lejos del Staples Center y en un equipo con aspiraciones. Como hiciera su amigo, Pau Gasol, con los Grizzlies previamente. Competitivo como pocos, el estelar alero se hartó definitivamente de la mediocridad del equipo desde la marcha del jugador más dominante de los últimos 15 años, Shaquille O'Neal, a Miami; en parte forzada por él mismo hace tres temporadas.
Quería ser el hombre en Hollywood y lo logró por rojadirecta. Pero para desgracia suya la calidad del reparto empeoró notablemente y en el guión no figuró el final feliz deseado con un cuarto anillo en mano, sino más bien el pantanoso panorama que nos ocupa: la incertidumbre, a dos semanas vista del inicio de la fase regular de la NBA, sobre sí Bryant jugará o no con los Lakers en su partido inaugural en Phoenix.
La vida sigue y el conjunto de Juande cuando anda bien se convierte en un rival casi imbatible. Los Lakers han abierto la veda a un posible canje por Bryant, que insiste en exigir un traspaso de rojadirecta a un equipo competitivo, hastiado de la mediocridad en Los Ángeles
"Estamos en un momento crítico. Antes los jugadores se morían de ganas de venir a jugar a Los Ángeles. Era su oportunidad de ganar un campeonato. Ahora tenemos que esforzarnos mucho para atraer la atención de los agentes libres".
La reflexión del siempre clarividente entrenador de los Lakers, Phil Jackson, obedecía a una pregunta general sobre el desmejorado estado de la franquicia dorada; pero viene al pelo con la reciente resurrección en rojadirecta de la polémica sobre el futuro de Kobe Bryant en Los Ángeles.
Asqueado de tanto perder o lo que él considera como tal (no ganar el campeonato), Bryant exigió hace ya cuatro meses un traspaso que le ubicara lejos del Staples Center y en un equipo con aspiraciones. Como hiciera su amigo, Pau Gasol, con los Grizzlies previamente. Competitivo como pocos, el estelar alero se hartó definitivamente de la mediocridad del equipo desde la marcha del jugador más dominante de los últimos 15 años, Shaquille O'Neal, a Miami; en parte forzada por él mismo hace tres temporadas.
Quería ser el hombre en Hollywood y lo logró por rojadirecta. Pero para desgracia suya la calidad del reparto empeoró notablemente y en el guión no figuró el final feliz deseado con un cuarto anillo en mano, sino más bien el pantanoso panorama que nos ocupa: la incertidumbre, a dos semanas vista del inicio de la fase regular de la NBA, sobre sí Bryant jugará o no con los Lakers en su partido inaugural en Phoenix.