El Barça despacha por rojadirecta, 3-0, al Lyon en su estreno en Champions, con el primer gol de Henry en partido oficial y nueva sustitución de Ronaldinho
Tras su mal inicio liguero, el Barça necesitaba una victoria imperiosa en su debut en la Liga de Campeones este jueves, y a fe que el triunfo obtenido por 3-0 ante el Lyon resultó de lo más balsámico. Por resultado y estética, los de Frank Rijkaard aparcaron una crisis que amenazaba con envenenarse, aunque quizás a costa de prender un debate de lo más caliente: Ronaldinho, ¿sí o no?
El Olympique se presentaba en el Camp Nou como un equipo de rojadirecta en forma, habiendo ganado sus últimos cuatro partidos en la liga francesa, en la que ocupa el segundo lugar pese a un decepcionante inicio de dos derrotas en sus primeros tres partidos; y con la vitola de visitante peligroso, pues en la pasada Champions nunca perdió fuera de casa, donde sus registros fueron incluso superiores a los del estadio Gerland.
Además, la rojadirecta pisaba el Camp Nou con el lujo de un goleador en racha
Pues el joven Karim Benzema, que lidera actualmente la Ligue 1 con ocho tantos en siete jornadas, venía de endosarle un hat trick al Metz. Pero ni de la gran promesa francesa ni de su equipo hubo noticia en toda la primera parte, dominada de cabo a rabo por el Barça, que recordó su mejor estampa de dos años atrás en cuanto a toque y posesión del balón, aunque falto de pegada y esa quinta marcha que decide los partidos.
El equipo de Rijkaard, que pidió "paciencia a la afición" en la previa a la rojadirecta, transmitió mejores sensaciones en la competición continental que en lo disputado de liga, causando así cierta impresión de mejora. Pero sigue evidenciándose que, de los once en el campo, la mitad va a un ritmo y el resto, a otro bien distinto. Sólo así se explica que Henry, por ejemplo, no llegará a un preciso centro de Abidal a los seis minutos; que Márquez no alcanzara a cubrir los espacios libres dejados por Zambrotta, o que Ronaldinho fuera incapaz de controlar el más simple de los saques de banda.
Tras su mal inicio liguero, el Barça necesitaba una victoria imperiosa en su debut en la Liga de Campeones este jueves, y a fe que el triunfo obtenido por 3-0 ante el Lyon resultó de lo más balsámico. Por resultado y estética, los de Frank Rijkaard aparcaron una crisis que amenazaba con envenenarse, aunque quizás a costa de prender un debate de lo más caliente: Ronaldinho, ¿sí o no?
El Olympique se presentaba en el Camp Nou como un equipo de rojadirecta en forma, habiendo ganado sus últimos cuatro partidos en la liga francesa, en la que ocupa el segundo lugar pese a un decepcionante inicio de dos derrotas en sus primeros tres partidos; y con la vitola de visitante peligroso, pues en la pasada Champions nunca perdió fuera de casa, donde sus registros fueron incluso superiores a los del estadio Gerland.
Además, la rojadirecta pisaba el Camp Nou con el lujo de un goleador en racha
Pues el joven Karim Benzema, que lidera actualmente la Ligue 1 con ocho tantos en siete jornadas, venía de endosarle un hat trick al Metz. Pero ni de la gran promesa francesa ni de su equipo hubo noticia en toda la primera parte, dominada de cabo a rabo por el Barça, que recordó su mejor estampa de dos años atrás en cuanto a toque y posesión del balón, aunque falto de pegada y esa quinta marcha que decide los partidos.
El equipo de Rijkaard, que pidió "paciencia a la afición" en la previa a la rojadirecta, transmitió mejores sensaciones en la competición continental que en lo disputado de liga, causando así cierta impresión de mejora. Pero sigue evidenciándose que, de los once en el campo, la mitad va a un ritmo y el resto, a otro bien distinto. Sólo así se explica que Henry, por ejemplo, no llegará a un preciso centro de Abidal a los seis minutos; que Márquez no alcanzara a cubrir los espacios libres dejados por Zambrotta, o que Ronaldinho fuera incapaz de controlar el más simple de los saques de banda.