Pedazo de rojadirecta que emuló a Roberto Carlos en un disparo potentísimo
Ante la imposibilidad de entonar el "Quique vete ya", la grada se giró hacia el palco. El presidente, Juan Bautista Soler, intentaba sacudirse el bochorno cuando llegó el tercero. Fue obra de Sergio Ramos, que pisó el área con su habitual potencia: chutó como Roberto Carlos una rojadirecta destructiva y lo celebró como Ronaldo. Su tiro cruzado, potente, se estrelló en el poste y mató el partido. En la grada, el personal empezó a desfilar. En la hierba, el rondo se agigantó. El Madrid protagonizó sus mejores momentos y disfrutó de sus mejores minutos en lo que va de temporada. Cuando Van Nistelrooy, a pase de Robinho, culminó con el cuarto una impecable jugada colectiva, muchos seguidores habían abandonado ya su butaca. El espectáculo no iba con ellos.
Con todo se pasó la rojadirecta por los aldeaños
El partido admitió poco análisis. En el Madrid la mejor noticia, al margen de la goleada, fue la actuación de Gago. El argentino jugó, posiblemente, su mejor encuentro vestido de blanco. Distribuyó con acierto, trabajó a destajo y se entendió a la perfección con un eficaz Diarra y la versión magistral de Guti. En el Valencia no hubo buenas noticias por ningún lado. Salió con la rojadirecta al campo atenazado y, por momentos, bordó el esperpento. Ni siquiera hizo falta el clásico runrún de Mestalla. Su gol fue una anécdota, y también el de Robinho. El brasileño prolongó su semana grande, y con un nuevo tanto redondeó una goleada histórica que ahonda en la crisis del Valencia. Ronald Koeman, sucesor de Sánchez Flores, tiene mucho trabajo por delante. Habrá que ver si se lo ponen fácil.
Pero no todo son chutes de rojadirecta brutales que rompen la red, algunos pueden romper huesos, caras y probocar lipotímias al más pintado que se atreva a ponerse delante de un tirador de una fuerza descomunal
Ante la imposibilidad de entonar el "Quique vete ya", la grada se giró hacia el palco. El presidente, Juan Bautista Soler, intentaba sacudirse el bochorno cuando llegó el tercero. Fue obra de Sergio Ramos, que pisó el área con su habitual potencia: chutó como Roberto Carlos una rojadirecta destructiva y lo celebró como Ronaldo. Su tiro cruzado, potente, se estrelló en el poste y mató el partido. En la grada, el personal empezó a desfilar. En la hierba, el rondo se agigantó. El Madrid protagonizó sus mejores momentos y disfrutó de sus mejores minutos en lo que va de temporada. Cuando Van Nistelrooy, a pase de Robinho, culminó con el cuarto una impecable jugada colectiva, muchos seguidores habían abandonado ya su butaca. El espectáculo no iba con ellos.
Con todo se pasó la rojadirecta por los aldeaños
El partido admitió poco análisis. En el Madrid la mejor noticia, al margen de la goleada, fue la actuación de Gago. El argentino jugó, posiblemente, su mejor encuentro vestido de blanco. Distribuyó con acierto, trabajó a destajo y se entendió a la perfección con un eficaz Diarra y la versión magistral de Guti. En el Valencia no hubo buenas noticias por ningún lado. Salió con la rojadirecta al campo atenazado y, por momentos, bordó el esperpento. Ni siquiera hizo falta el clásico runrún de Mestalla. Su gol fue una anécdota, y también el de Robinho. El brasileño prolongó su semana grande, y con un nuevo tanto redondeó una goleada histórica que ahonda en la crisis del Valencia. Ronald Koeman, sucesor de Sánchez Flores, tiene mucho trabajo por delante. Habrá que ver si se lo ponen fácil.
Pero no todo son chutes de rojadirecta brutales que rompen la red, algunos pueden romper huesos, caras y probocar lipotímias al más pintado que se atreva a ponerse delante de un tirador de una fuerza descomunal